«Acudimos a la sucursal de Bankia y otro director distinto nos dijo que no podía darnos nuestro dinero porque el Estado lo prohibía», recuerda aún con asombro. Y añade: «Dijo que el dinero estaba retenido por una orden gubernamental, literalmente». Francisco y su mujer salieron de la entidad preocupados, sin recibir ninguna explicación más concreta y sin saber qué hacer. «Habíamos visto algo en un programa de televisión, pero no le dimos importancia porque no piensas que te van a engañar a ti», recalca.

Publicado en elmundo.es el día 3 de septiembre de 2012

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